flotando en kimonos de seda,
así,
llena de polvos en el rostro
borrrado de sonrisas
y tapado de llantos de otras eras,
como samurai sin espada,
evocando sangrientas batallas
en campos minados,
enroscada en los cerezos
en serpentino aleteo,
más allá del bien y del mal.
quisieran ser agua sus ojos,
debieran ser fuego o flama encendida,
pero su destino de geisha
impide su entrada en los campos de batalla del amor errante.
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